La Historia de Silverthorn

martes, agosto 05, 2014 , 1 Comments


Silverthorn

Hay historias que nadie quiere escuchar. Hay historias que nadie quiere contar. Y entonces, hay historias que ulceran y pudren, comiendo el alma hasta que no hay otra opción que sacarlas a la luz del día, no importa cuán frío y descorazonado tanta iluminación pueda probar ser cuando se encuentren. Le he temido a la luminosidad de la verdad, prefiriendo vivir privado y marchito en las sombras de la negación. Ésta es una vida que no mantiene más posibilidades de ser llevada a cabo, no importa qué tan horrenda pueda parecer la alternativa. Así vengo para abrazar aquella luz, que podría ser la misma destrucción existencia como la conozco, sea como sea de tortuosa o tumultuosa que dicen que ha sido desde ese fatídico día hace mucho tiempo. Éste es mi legado construido dentro de un gran palacio de constricción.

El año era 1865 y era a la altura de un especialmente próspero y pacífico verano en Cotswolds. Pero habían muchos rumores de una devastadora hambruna haciéndose camino a través de Irlanda y una gran guerra civil que apenas terminaba en las antiguas colonias, era el auge de Inglaterra tanto en población como en economía.

Parecía como que si a donde viéramos habían bebés envueltos, mimados y alimentados. Reyes y damas de la región estaban recibiendo invitaciones sobre invitaciones para lujosos y extravagantes fiestas lanzadas por la alta burguesía por todo a lo largo y ancho. Cada comida era un festín y teníamos más jardineros, criadas, cocineros y nanas de los que podríamos recordar sus nombres. La angustia y la pérdida eran distantes y ajenos a nosotros y nunca pensamos que nos gustaría hacer de su acontecimiento. Los días eran largos, los rayos de luz gloriosos y el cielo había hecho de Cotswolds su nueva residencia. 

Como los hijos de padres de "alta cuna", no teníamos ni una preocupación en el mundo y pasábamos los días jugando sobre el enorme verde pasto circundante. Wheatley, nuestra casa de verano junto a los lagos de Bellewater de Cheltenham y nuestra madre Vivienne, la más hermosa y amada hija de la familia McKenna de Gloucester, era una celista realizada quien no amaba más que adorar a su instrumento de arce fuera en el pabellón frente a la colina que lleva hacia Wheatley.

Vivienne McKenna había sido una ama de casa llamada antes de que se convirtiera en Vivienne Bellewater y se casara para estabilizarse con su propia familia. Ella incluso se había presentado para la reina Victoria durante un banquete político con la Reina española, Isabella.

Podríamos sentarnos y escucharla practicar e inevitablemente implorarle que nos contara las historias de los tiempos de las presentaciones reales y de nuevo, sus descripciones de las compañías de las Reinas y las coronas, nuestras partes favoritas del cuento. Vivienne había dado tal impresión en el Reina que ella y Alistair fueron invitadas a la boda del Príncipe de Gales y la Princesa Alexandra de Dinamarca en Windsor en 1863. Pero ella no se presentó a las festividades, era el más grande honor jamás otorgado sobre un músico y para nosotros, nuestros padres eran nobles como aquellos de la Casa de Saxe-Coburg y Gotha.

No ha habido hombre quien tuviera un amor tan grande por su esposa en toda la tierra que Alistair Bellewater. El adoraba cada complemento de Vivienne y fue capturado por su talento con el cello. Para su boda, él mismo hizo de regalo para ella el más bello arco que alguien pudiera haber visto. Los bordes estaban adornados con jade y zafiros y un extremo cubierto de una punta de plata maciza. Nuestra madre siempre se refería a la magnífica herramienta simplemente como "Silverthorn" (espina de plata) y la trataba con el mayor cuidado. Como siempre, ese año cuando tuvimos nuestro equipaje enviado a Wheatley, Silverthorn se quedó para hacer el viaje con nosotros al lado de mi madre.

Para ya hace un tiempo, nuestro padre parecía estar preocupado por algo y nuestra madre se la pasaba una enorme y creciente cantidad de tiempo adorando a nuestra hermana más pequeña, Jolee, la joya de la familia y el orgullo y gozo de mis padres. Mi madre había estado un poco enferma cada unos meses o algo y mientras otras amas de casa que conocíamos estaban obteniendo otro miembro en la familia casi cada año, Jolee se acercaba a los 6 años y nosotros todavía teníamos otro hermanito o hermanita. Una tarde durante la cena, tras haber salido el comentario que nuestra tía Elizabeth había dado a luz a su séptimo bebé, mi hermano gemelo Robert le preguntó a mi padre cúando tendríamos a un nuevo miembro también. Nuestro padre estrelló su puño en la mesa y nos prohibió hacer tal interrogatorio otra vez. Nuestra madre se disculpó de nuestra compañía y corrió hacia el cuarto en lágrimas.

Después esa tarde, estaba intrigado por la reacción de nuestros padres a la pregunta de Robert, la música flotó hacia mi ventana, algo que nunca antes había escuchado a mi madre tocar. Era tan devastadoramente hermosa melodía que penetraba mi piel, volando a través de mi sangre hasta el núcleo de mi alma y estaba paralizado. Robert y yo nos miramos en absoluto silencio mientras que la comprensión de la situación de nuestra familia nos golpeaba como mil galeras de guerra. Desde ese momento, Jolee se convirtió en nuestra joya más preciosa, jamás seríamos más que 3 hermanos.

Pero entonces hubo una ligera brisa, el día era cálido después de algunas semanas y tuvimos que decidir que las orillas del río Bittenham serían nuestro patio de juego para las horas soleadas. Robert y yo volábamos colorido papalote hecho de seda China, cuidadosamente cortado y pintado en un intricado patrón que formaba un dragón con una larga cola carmesí y nuestra más preciada posesión en ese momento. Jolee estaba ocupada escribiendo nuestros nombres en la tierra viscosa a lo largo de la orilla del río, contenida de mirar hacia arriba y sonreírnos muy seguido. Ella creció inquieta con sus esfuerzos y suplicó tener un turno con nuestro papalote. No nos sentó bien, ni a mi ni a mi hermano y continuamos bailando por ahí, ignorando la petición de Jolee de volar el dragón. Finalmente, nos cansamos del juego y decidimos tener algo de diversión con ella, como jóvenes y tontos niños están inclinados.

No había nada que a Jolee le gustara menos que le dijeran que no era apta para hacer algo por que era niña. Su pequeño porte provocativo siempre nos hacía reír, así que ese era nuestro juego. Corrimos y saltamos, para que dragón saltara de ésta y otra manera, de otra forma podría caerse al suelo y toparse con ella. Robert estaba sosteniéndolo con sus manos para darle el mango a ella, se echó para atrás y le dijo que mejor no lo hiciera después de todo, porque no era una tarea que una niña pudiera manejar.

Ella se enojó y trató de jalar el mango, pero Robert eludió su intento. Finalmente, se lo concedió, pero no sin remarcar ambos comentarios sarcásticos de que arruinaría el papalote o sería el hazme reír.

Más determinada a probarnos que nos equivocábamos de lo que jamás la habíamos visto, ella se mordió el labio en concentración de como nosotros nos burlábamos. El papalote era tan largo y ella tan delicada. Le dije que en cualquier minuto el dragón se vendría abajo. Una particular ráfaga de viento vino y ella tropezó hacia atrás. Ambos reímos, pero eso solamente causó que se encaprichara. Fue entonces que le dijimos que la única forma de probar que ella era la verdadera maestra del dragón sería volarle con los ojos cerrados. Ella se dirigía a la orilla del río, pero nosotros estábamos hipnotizados con el dragón en el cielo.

Hubo un auge de truenos a la distancia y dije que mejor paráramos y corriéramos a casa antes que quedáramos atrapados en la tormenta haciendo que nos tropezáramos. Jolee dijo que sólo estábamos tratando de engañarla y fue empujada hacia atrás por otro vendaval que amenazó con quitarle el dragón de sus manos. En ese instante, el mundo se tornó en cámara lenta. Grandes y gordas gotas de lluvia empezaron a caer. Un cuervo llamado desde arriba. Jolee caminó hacia atrás bajó un arbusto que se enganchó en su vestido y causó que perdiera el equilibrio. Fue entonces que abrió los ojos y se clavaron en los míos en ése último instante estaba conectada a la tierra. Su impulso la arrastró sobre la repisa tallada por el río y dentro de la corriente de agua de abajo. Rápidamente sujetó el mango del dragón tal como la gran bestia de seda cayó dentro del agua justo sobre ella.

Tus pequeños brazos y piernas estaban enredados en la cadena y el delgado material del papalote se pegaba sobre cada parte de su piel expuesta. El descenso hacia el río era difícil de caminar, así que no pudimos saltar después de ella y el agua era particularmente peligrosa en la curva donde estábamos, arrastrando a Jolee rápidamente. Gritamos nuestro horror y tratamos de decirle que nadara hacia la orilla del agua, en donde estaríamos esperándola en un tronco largo para agarrarla, pero solamente nos respondió con fuertes salpicaduras. Nuestros gritos de ayuda fueron ahogados por la tormenta y nadie estaba cerca. Corrimos a lo largo de la orilla para seguirla, pero el camino se tornó arbolado y tiraba grandes obstáculos en nuestro camino. Finalmente, el bulto de seda colorida y el vestido celeste rodeó una curva en el río fuero de nuestra vista. Colapsamos sobre nuestras rodillas, llamando a nuestra hermana por su nombre, aterrorizados y sin ayuda.

Los días que siguieron fueron borrosos y sin sentido. La lluvia y el cielo nublado y el negro y las lágrimas. Vecindarios viniendo juntos para una búsqueda. Nuestra madre cayéndose a pedazos cuando nadie podía encontrar y regresar a Jolee. Dolientes viniendo y yéndose de nuestra casa. El vacío en los ojos de mi padre. Pero lo peor de todo era el silencio. Mamá no tocaba el cello y la voz de Jolee ya no cantaba una canción feliz. Parecía que decenas de personas nos preguntaban que había ocurrido. Robert y yo solo nos mirábamos y decíamos que no sabíamos. Ni nosotros nos atrevimos a hablar de lo que realmente pasó. Seguramente seríamos castigados más allá de nuestros límites, temíamos. No podíamos soportar la idea de ser odiados y culpados por nuestros padres y además la pérdida y dolor que estábamos compartiendo juntos. Eso sería insoportable.

El día del funeral, palabras de apoyo fueron ofrecidas, pero no hay paz para las almas que han sido tiradas en la lástima de la pérdida desesperada. No parecía lo correcto, y además, no había un cuerpo ahí así que todo era surrealista. La muerte es un concepto que de cualquier manera es difícil de comprender, pero parece más cruelmente abstracta si no se ofrece un cierre que estar viendo actualmente a tu ser querido en un estado inanimado.

Nos sentimos maldecidos, la última plegaria estaba siendo dicha y las cosas estaban llegando a su fin. Ahí fue cuando lo oímos; la mas dulce, la más desamparada melodía sonando desde el cello de nuestra madre. Ya la habíamos escuchado una vez, de cualquier forma era incluso más triste y apasionada esta vez. El ministro pausó en sorpresa y temor, cómo sea continuó la plegaria con más sinceridad y emoción. Entonces, de pronto, había silencio una vez más y todo había acabado.

Ese fue el final. Y entonces fue el comienzo.

~

Mi vida comprende varios hoyos. Huecos. Profundidades. Espacios. Depresiones. Eso fue lo que quedó cuando Jolee rodeó la curva del río. Un definitivo espacio ha sido creado por la culpa del secreto que Robert y yo hemos mantenido acerca de lo que pasó ese día. Hay oscuridad, hoyos abiertos en el tiempo que simplemente he perdido cuando no puedo recordar donde he estado o lo que he hecho. Y hay un hoyo que crece más grande cada vez que escucho a mi madre tocar esa obsesionante melodía de ella, la melodía que se ha vuelto la canción de nuestra tragedia familiar.

En los meses que le siguieron a la partida de Jolee, nuestra madre se volvió crecientemente alejada y nuestro padre busca consuelo en sus copas. Empecé a perderme en libros y Robert quería pasar más tiempo fuera de nuestra casa con nuevos amigos que había hecho. Los dos, de cualquier forma, estábamos ahogados en el cello. Jolee había compartido la afinidad del cello de nuestra madre y mostró la promesa de volverse un prodigio, así que sentíamos casi una obligación de tocar para maquillar su ausencia. En cualquier momento en el que nuestra madre no estaba practicando en el pabellón, uno de nosotros se volvía más familiar al instrumento. Robert parecía especialmente talentoso y la primera vez que vi a mi madre sonreír desde la tragedia fue cuando todos lo escuchamos terminar una pieza particularmente difícil que era una vieja favorita de Jolee.

Los años pasaron y todos nosotros caímos en nuestros hábitos. Pero todos caminábamos en el mismo camino brumoso sin sentido desde que nuestra joya fue tomada de nosotros, totalmente de otra manera estuvimos creciendo de una u otra forma. Siempre fui más estudioso mientras que Robert se rebeló contra todas las convencionalidades. Nuestra madre estaba callada, nunca estaba de acuerdo y era violenta. Papá dejó salir su agresión sobre Robert, quien se hizo el blanco a sí mismo llegando tarde a casa, volviéndose templado y enfermo en la escuela y fraternizando con las compañías erróneas. Parecía que la furia de papá fuera un fuego sostenido dentro de sus puños y la piel y huesos de Robert fueran el agua para extinguirlo. Al mismo tiempo papá necesitaba suavizar las llamas, mamá tomaría su Silverthorn y tocaría su trágica canción fuera en el pabellón para ahogar los gritos de Robert. Esto pasó tantas veces que me volví indiferente, ahogándome a mí mismo dentro en uno de mis hoyos para consolarme en la negra nada que se ofrecía ahí.

Entonces, fue como si alguien hubiera tronado los dedos para que la marea entrara, las muertes empezaron. Empezó con algunos primos nuestros, tanto del lado de mi madre como de mi padre. Entonces tías y tíos. Mes tras mes uno tras otro, habrían nuevos de esos extraños e inesperados accidentes que clamaban otra vida. Estábamos malditos y nadie entendía qué estaba pasando. Todos estaban tensos y mortificados porque la muerte se movía más cerca cada día. Pero Robert y yo entendimos. Era nuestro hacer. El Karma era un agente que demandaba un pago y éste era el momento para nuestra retribución.

Como en cada funeral, mamá dejaba su talento para el lamento y tocaba su canción, que se volvió la canción de todos. Alrededor del sexto funeral, nuestro padre tuvo una particular explosión de agresión y golpeó a Robert tan fuerte que estaba seguro que era el séptimo. Esa noche, el yacía hinchado y ensangrentado en su cama, me dijo que se iba. Nuestro 17vo cumpleaños se acercaba la próxima semana y ya seríamos mayores. Lo suficientemente grandes al menos para poder dejar el abominable pozo de desesperación en el que nuestra casa se había convertido de acuerdo con Robert. El creía que era la única manera de romper la maldición y restaurar algo del sentido de la balanza en la familia. Y si no era restaurada, entonces podría ser maldito si se quedaba para dar testimonio.
Una cuestión de asuntos todavía era necesaria antes que el partiera. La cuestión de qué le pasó a Jolee. Para ese día, ninguno había dicho una sola palabra de lo que pasó y ambos juramos de nuevo en voz alta que nuestro secreto permanecería hasta nuestras tumbas. Pero las palabras no fueron suficientes. Las palabras nunca lo son. Nuestro secreto demandaba más. Así que nos marcamos entre nosotros con cicatrices, horribles y desfiguradas sobre nuestros cuerpos tal como habían sido nuestros espíritus durante esos años. Marcamos nuestros pechos con una palabra a la que le temíamos más que a nada: verdad.
Veritas.
~
Robert había estado equivocado. Tras haberse ido, las muertes continuaron, empezando con mamá. Nunca había sido la misma desde que perdió a Jolee y creo que la lastimada en su corazón sólo se hizo más grande durante el paso de los años hasta que rompió su corazón en dos mitades. La partida de Robert fue el golpe final.
Estaba seguro que volvería para su funeral, pero cuando vi todas los rostros que llenaban las bancas para que la ceremonia empezara, ninguno de ellos era el de Robert. Papá estaba perdido, pero no podía empujarme para consolarlo después de todo lo que él había hecho. El tributo comenzó, grandes palabras para mi madre de sus días de gloria y felicidad, días que apenas olvidamos. Fue entonces que la canción empezó,  una vez tocada en cada trágico evento tocada por mi madre, y sólo por ella. Las notas sonaron tanto tristes como dulces como mi madre había sido y las cabezas empezaron a voltear para ver de dónde venían. Salté mientras el tributo y la melodía continuaban, buscando la fuente de la música. La iglesia era grande y tenía muchas vueltas, recovecos, esquinas y balcones. Mi búsqueda se hacía más frenética en cuanto el tributo llegaba a su final y por lo tanto la música. Rodeé una esquina en el segundo balcón del coro para encontrar sólo una silla, que seguía tibia. Habían algunos pelos de caballo y una rosa blanca donde quien sea que haya estado tocando se sentó segundos antes. No vi a nadie.
Más muertes siguieron. Un primo quien fue tirado de su caballo. Un tío quien curiosamente se ahogó mientras leía en su jardín. En cada funeral, pasaba lo mismo que en el de mamá. La canción de nuestra trágica y abandonada familia era tocada y yo buscaría al intérprete, solo para encontrar una silla vacía con algunos pelos de caballo y una rosa blanca.
Entonces una noche, regresé un balón de mi escuela y encontré a mi padre en el sillón del salón. Creí que estaba dormido al principio, pero después de un segundo vi que sus ojos estaban abiertos, viendo hacia el distante desconocido.
Desde que Robert desapareció sin dejar rastro y nadie quedaba, yo era el único recipiente de la familia con herencia. Las tierras, el estado, Wheatley y todo lo demás llegó a ser de mi posesión y estaba totalmente ocupado en comenzar a ser un caballero, pero estaba determinado a finalizar con mis estudios. Me dediqué de entero a los libros y la investigación, trabajando todos los días a lo largo del día esperando a que mis esfuerzos cansaran mi pena.
Era tarde en ese verano de 1876 que encontré la capilla y conocí a Aurora.
Hay algo limpiador y lleno de perdón acerca del bosque. Era el exuberante y verde follaje que era la mera esencia de la vida. El sonido de las aves y los insectos dan un nuevo impulso. El susurro del viento contra las hojas era relajante. Pareces insignificante, porque no sabes que si tu no existieras, el bosque y todas las criaturas continuarían exactamente ahí como ahorita.
Me gustaba vagar a través del bosque para despejar mi cabeza después de un largo día. Las hojas se tornaban doradas conforme el verano se terminaba. Decidí tomar un nuevo camino que no había explorado antes y volver después de despejarme. Al final del camino, se alzaba una pequeña estructura de piedra que parecía ser una capilla. El techo más alto y las ventanas de cristal en forma de diamante tenían diseños en colores intrigantes. En cuanto me acercaba más, noté a un anciano trabajando a la vuelta en un jardín adyacente a la capilla. Me presenté y pregunté sobre de la ubicación y la función del hombre y de la capilla. Me dijo que su nombre era Alphaetus y que el había sido un acólito en la catedral de San Pedro en donde mi madre iba a rezar a veces. Después que perdió a Jolee, ella había comisionado a Alphaetus para venir y construir una pequeña capilla en sus bosques para vivir ahí y cuidar donde ella pudiera ir con privacidad a rezar y mediar. Nunca supe de esto, ni nadie y era algo pronto para mi digerirlo.
Alphaetus mostró saber bastante de mi madre, nuestra familia y las tragedias que habían ocurrido sobre nosotros. Era como una vieja alma gentil con la cual era fácil hablar y sentí una profunda confianza tras haber hablado con él. Después de ese día, se convirtió un ritual mío buscar fuera de la capilla el consejo de Alphaetus.
Aurora Livingston era codiciada por todo hombre que posaba sus ojos en ella y anhelada por todos aquellos que habían escuchado cuentos de su hermosura. Su sonrisa era un faro que te guiaba a la seguridad y te hacía sentir el más importante en el mundo. Era inteligente y ingeniosa y amable. Su familia era venerada por cada círculo social imaginable. Es por eso que difícilmente podría creer cuando me encontré sosteniéndola en mis brazos después de la celebración de la cosecha anual en el Covington College.
Siendo bastante tímido y no tan extrovertido, nunca me atrevería a soñar en casarme con tal mujer como Aurora. Sentía que ella lo era todo y yo no. Pero la admiraba, lo hice desde mucho, aún eligiendo sumergirme en mi trabajo y no perder la cabeza en sueños de chicos y enamoramientos.
Aún así, me vi aproximándome a ella más y más seguido. Estaba de lo más sorprendido de verla en una excursión que organizó un amigo en común. Ambos fuimos invitados a navegar una tarde en un bote en el lago de Stoneacres y de pronto ella estaba sentada al lado de mi. Después bromearía que sería más fácil de atrapar un pez con sus propias manos que comenzar una conversación conmigo, pero de alguna manera lo manejamos. Resultó que a nuestro amigo en común se le dijo que Aurora quería una oportunidad de conocer al "misterioso joven de Bellewater", y así nuestro destino fue establecido.
Después de nuestra excursión en bote, no podía sacarla de mi mente, aún cuando ella trató de abordar ecuación particularmente compleja en mis estudios. Simplemente tenía que verla de nuevo. Así que propuse en llamarle y que ramo de nervios fue en ese momento! Éramos inseparables a partir de ese instante y para la primavera ya estábamos comprometidos.
Qué sueños y planes teníamos juntos! Ella era mi brillante estrella, mi musa. En donde sea que caminara en el cuarto, ella me miraba como si fuera lo más grandioso en el universo y hacía que yo quisiera ser un hombre extraordinario. Parecía que trabajara más eficientemente, para tener mejores ideas, para dibujar gente para mi con ella a mi lado. Aurora hacía ver que todo era posible. Mi nombre y reputación creció dentro de la escala social. Era como si el sol había vencido una cruel noche que duró 100 años. Estaba vivo de nuevo.
~
Aurora Livingston se volvió mi esposa tras un año de habernos conocido, justo después que terminé mis estudios. Apenas había recibido un ventajosa oferta de un laboratorio científico dedicado a la investigación en Oxford y estábamos contemplando cómo viviríamos logísticamente si pasáramos más tiempo en Oxford. Los oscuros días de mi vida familiar parecían desaparecer a la distancia cuando recibí la noticia de que una tía había muerto. Naturalmente, Aurora y yo hicimos el pequeño viaje al funeral, pero sentí que ningún pensamiento de tristeza podría penetrar de nuevo dentro de la brillante felicidad que sentía con mi nueva esposa. Ni si quiera una vez pensando en mi pasado, ni pensaría en lo que pasó ahí.
A nuestra llegada, fuimos saludados por algunos familiares a quienes les presenté a Aurora y entonces fuimos guiados a nuestros asientos. Cantamos un himno y escuchamos los rezos del padre. Las cosas transcurrieron cerca de una hora hasta que se cerrara con una plegaria, me empezaba a sentir inquieto. Justo entonces, una melodía flotó desde el balcón más alto, muy débilmente al principio, entonces su volumen incrementó. Era un cello. Era la melodía de mi madre.
No podía creerlo. De pronto estaba atrapado en una pesadilla y todo mi cuerpo respondió, sacudiéndome violentamente y empapando mi traje negro de luto en sudor. Aurora no entendía lo que estaba pasando. Yo tampoco, porque nadie estaba buscando ver de donde se originaba la música. Se olvidaron? No les importa? Me paré y tropecé en mi camino desde el centro de la fila donde estábamos sentados hasta el pasillo, haciéndome a mí mismo el hazme reír, pero eso tenía poca importancia para mi. Tenía que encontrar de donde provenía la música y quién la tocaba. Era Robert? Alguien quería mofarse de mi? Qué era esa locura?
Corrí al balcón más alto y de pronto parecía que la música provenía de un nivel más bajo detrás de la iglesia. Así que bajé corriendo, con pasos de piedra, pero no podía escucharla más! La gente se paraba para irse de la iglesia y frenéticamente escaneé los rostros. No vi a nadie que conociera. TENÍA que encontrar a quién tocaba la canción! Mientras caminaba hacia el pasillo principal frente a la iglesia para reunirme con Aurora, noté un pequeño cuarto escondido a la derecha. Cuando me asomé dentro, mis ojos necesitaban ajustarse a la oscuridad porque no habían ventanas. Ahí vi una solitaria silla con una rosa blanca en el centro. Me di la vuelta para buscar una vela de una de las mesas para poder ver más de cerca alrededor de la base de la silla. Seguramente suficiente, habían pelos de caballo. Alguien había estado tocando el cello aquí.
El miedo se deslizó de nuevo en mis huesos esa noche y no podía contestarle ninguna de las preguntas que me hacía Aurora. Ella quería saber por qué de pronto salté y la dejé durante la oración. Me rogó que le dijera que estaba mal y por qué estaba tan distante. Pero estaba muy aterrorizado como para hablar por lo que he pasado porque nada de esto tenia sentido a menos que regresara al principio de todo y eso sería simplemente demasiado doloroso. Así que no dije nada. Nuestro equipaje fue llevado de vuelta  a casa y fue más largo que de venida al funeral porque el silencio entre nosotros nos alejaba a millas. Yo estaba ido cuando regresamos a nuestra casa y decidí tomar un paseo a través del bosque.
Alphaetus estaba ahí en la capilla, como siempre. Estaba pelando papas en un banco al lado sur de la casa de piedra y me senté a su lado. No dije nada y el continuó con su trabajo. Entré y me arrodillé en el pequeño altar, recordando todas las veces que lo hice a través del año pero sintiéndome como si fuera un hombre diferente al que me había convertido. Arrodillado ahí y rezando, sentpi la necesidad de quitarme la chaqueta, mi chaleco, mi camisa. No lo había notado, pero estaba llorando. Mi cuerpo pesaba, sacudido por los sollozos. Abrí mis brazos a los lados y miré hacia el cielo, desnudo de la cintura para arriba, exponiéndome a mi mismo y mis pecados a Dios y sus ángeles para que vieran sobre mi. Veritas. Alphaetus entró a la capilla y habló.
"Has sido escuchado, mi hijo."
Tras recuperar el aliento y recaudar la fuerza para pararme, reuní mi ropa y regresé por todo el camino hacia la casa. Mientras caminaba, escuché un sonido distante. Me paré para escuchar, esforzando mis oídos. No podía ser!
Me quebré frenéticamente hacia la música, hacia la casa y congelado en la esquina del campo verde que conduce al porche. Ahí en el pabellón estaba Robert con el cello de mamá, en el mismo punto en el que solía practicar y perseguirnos con su lamentable melodía.
La sangre se drenó de mi cara. Mi corazón latía con tal fuerza en mi pecho como a punto de estallar mis pulmones. Se sentía como si tuviera la boca llena de arena. Corrí hacia el porche a unos cuantos pasos de Robert, atravesé la puerta principal y subí al dormitorio que compartía con Aurora. Ahí estaba ella en la cama, hermosa y perfecta como era, con el Silverthorn atravesando su pecho. Sus ojos estaban sin vida.
El cuarto lucía mal y yo tenía un repugnante olor dulce, metálico en el aire. No podía respirar. Mis manos estaban rojas. La música sonaba una y otra vez, excavando dentro de mi cabeza. Robert estaba detrás de mi tocando? Cuando volteé, no había nadie.
Baje lentamente las escaleras, fuera de la puerta principal en el pabellón. Sentado estaba Robert, llorando en sus manos, una rosa blanca en a sus pies. Me senté en las escaleras y miré hacia la colina, viendo las luces acercarse a la casa. Pronto, un grupo de hombres vinieron, jalándome a mis pies, pidiendo una explicación de por qué estaba cubierto en sangre. Varios de ellos entraron a la casa y volvieron al frente de la casa con el cuerpo de Aurora. Robert se paró, aún llorando, y me apuntó.
"Él se había ido todos estos años, pero regresó esta noche para asesinar mi luz, a mi amor!"
Tres de los hombres me agarraron fuertemente y me tiraron de rodillas, amarrando mis manos juntas detrás de mi espalda con una cuerda. Me subieron a un carruaje y me llevaron a la oficina de la autoridad. Fui cuestionado y obligado, mojado con agua y golpeado en la cara. Aún así, no hablaría. Sabía que mi tiempo de expiación había llegado. Nunca estuve hecho para pagar lo que le había pasado a Jolee. Entonces éste era la forma en que el destino había vuelto para cobrar viejas deudas. Estaba obligado y determinado a pagar mi sentencia. Aún si ésta hubiera sido desplazada.
~
Diez años de silencio. Incontables horas de plegarias. Meses de autoflagelación. He restregado mi piel desnuda con pedazos de piedras que han caído de las paredes en un intento de limpiarme. Pero nada ha funcionado. No hasta ahora, tallando estas palabras en la piedra caliza, día tras día. Sólo ahora encontré la fuerza para contar mi historia y darle a mis más profundos secretos la oportunidad de respirar el aire de la libertad. Libertad en una celda? Si, una prisión de carne y sangre es peor que una de piedra y mortero. Se lo ha comido de mi desde dentro como una sustancia nociva a lo largo del tiempo que lo he mantenido oculto. Con cada palabra que tallo, me estoy purgando con otro poco de esa sustancia.
No todo el tiempo que he pasado aquí ha sido tan cruel. Regularmente tengo visitas de un ángel, quien me canta canciones y me calma para dormir. No puedo acercarme a su rostro, pero ella tiene una hermosa voz y siempre lleva un cuervo en su hombro. Es el única pedazo de paz que he conocido en este triste estado de mi existencia.
Los susurros han alcanzado mis oídos a través de las paredes desde ahora y entonces. He escuchado que Robert asumió mi identidad y ha vivido un poco más alto en mi lugar. No lo aborrezco por su engaño, como sea. De hecho, me compadezco de él. El tiene la palabra marcada en su pecho y eso, también, será su perdición al final. De eso estoy seguro. Ningún hombre puede andar cargando secretos y traer la palabra "verdad" en su cuerpo sin que un día vengan a cobrarle una deuda contraída a partir de mentiras prestadas. He pasado gran parte de mi vida pagando todas mis deudas. Pronto, mi verdad regresará para liberarme.
Epilogo
La vida es preciosa. Es un cliché y quizás merezcas un mejor final de mi historia, pero me temo que es todo lo que tengo para darte. Como he predicho, el destino vuelve para evaluarme como hombre una vez que abracé mi verdad.
Decidí hablar de nuevo una vez que re-conté mi historia en las paredes de la prisión. Un juez accedió a escucharme desde que nunca hablé desde el principio y fue automáticamente convencido a partir de la evidencia que yo no refuté. Llamé a Alphaetus, quien puede testificar que yo estuve en la capilla cuando Aurora fue asesinada. Cuando el juez preguntó por qué Alphaetus no había llegado, el contestó que yo no he estado listo para que el recapitule lo que pasó y que él sabe que yo lo asumiré cuando esté listo. Así que fui absuelto de todos los cargos, liberado de prisión y mi vida se me ha devuelto.
Robert fue puesto en custodia, tratado y sentenciado por el asesinato de Aurora. Se me dijo que el no ha dicho una palabra. Sólo puedo rezar por su verdad para que lo encuentre como la mía me encontró. Es una lección muy dura por atravesar, pero estoy seguro que el saldrá de todo esto como un hombre relevado y cambiado.
He optado por tocar el cello una vez más. A veces me armonizo con mi ángel, que aún me canta para calmar el fantasma del caos que persiste en el fondo de mi corazón.
Nunca más olvidaré. He venido para darme cuenta que uno nunca debe poner sus tragedias de lado para ser olvidadas después que la felicidad regresa en la vida. Si haces la paz con la devastación y la abrazas como parte de tu carácter, te traerá fuerza. De otra forma, podría levantar su fea cabeza en una celosa competencia contra el contentamiento.
Aquí me siento en un banco en Londres, una vez más para recapitular anécdotas de mi vida. Soy un hombre realizado y distinguido. Estoy muy ansioso por saber que viene para el resto de mi vida. Yo...
Qué fue eso? El sonido se me hace familiar de alguna manera, pero no puedo reconocerlo.
"Hay alguien ahí?"
Era una melodía débil, casi reconocible. Casi podría recordarla...
Ahí está de nuevo. Ah, alguien está silbando una canción. Nunca he sido aficionado a los silbidos. Soy más de instrumentos. De hecho, es chistoso, mi madre solía tocar una melodía muy similar.
Espera...
Veritas
"Silverthorn" - Kamelot 2012



Silverthorn 2012



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Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard.

1 comentario:

  1. Acá paso a dar el rayón...espera, esto no es metroflog jajaja! Excelente historia, me encantó, me gusta la idea de que las rolas tengan una gran historia, y una como esta es una genial idea.

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